Siempre había dibujado un solo
ojo porque temía no poder dibujar un par de ellos en perfecta simetría. Sin
embargo, un día se resolvió a hacerlo, quizá por probar, porque se sentía valiente
o por tentar a la suerte. Fue mientras trazaba las pestañas con el grafito, cuando
descubrió lo infundado de sus miedos, y, con asombro, observó cómo nacía una
mirada entre sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario