25 de noviembre de 2013

Escrito 2 (prefacio sobre Sara)

“Me perdía entre sus besos esperando encontrar los tuyos. Me adentraba en sus piernas buscando huir de las tuyas. Y cada madrugada, ella sabía que seguía siendo tuyo. Cada anochecer, ella buscaba que lo olvidara.

Busqué en los labios de Laura, el cuello de Teresa, las piernas de Carmen, los ojos de Laia o los dedos de Marina. Y cuanto más buscaba, tanto más perdido me sentía.

Caminaba sin ver, sin sentir, sin oír. Flotaba con el tiempo entre el primer beso, entre tu pelo, tu mirada, entre el adiós del metro, y la cadencia de la espera.

Tuve hijos con Ana, me casé con Sandra, tuve a Rebeca como amante, me fugué con Virginia y me retiré con Samanta a la vera de este lago, cuya transparencia me recuerda cada mañana a  tu luz.

Y ya desde este hospital, este anciano sigue perdido, buscándote.

Aún sigo esperándote Sara.”


El nonagenario terminó de escribir, agarró la foto de una muchacha joven y se dejó ir mientras una lágrima recorría su mejilla.

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